El Reglamento 2016/226 de la Comisión Europea, que establece el derecho antidumping, impone un impuesto de 47,07 € por tonelada de nitrato amónico de Rusia que tenemos que pagar los agricultores europeos y por extensión los de nuestra región.
Pagando los fertilizantes un 29% más caro que los productores de otras regiones es muy difícil que seamos competitivos los agricultores extremeños.
Nos pagan el tomate concentrado a una media de 73 € la tonelada porque el mercado internacional del concentrado está a esos precios, importamos cereales sin aranceles de Ucrania que se fertilizan con nitratos rusos un 29% más baratos, importamos arroz del sudeste asiático más barato y sin aranceles. O sea que los productores extremeños observamos cómo se importan productos agrarios sin aranceles y en cambio para importar fertilizantes tenemos que pagar un impuesto del 29% para no perjudicar a la industria de fertilizantes de España.
Los productores extremeños estamos pagando 16,70 millones de € adicionales por el abonado nitrogenado que aportamos a nuestros cultivos por la aplicación de esta normativa.
Ante estas circunstancias, cabe hacerse la siguiente pregunta ¿Porqué las Administraciones protegen con medidas antidumping a la industria y sin embargo dejan a los pies de los caballos a los productores agrarios?
Producir más sano, con más respeto hacia el medio ambiente, con costes de producción más caros, compitiendo con quienes no tienen estos inconvenientes, es imposible.
Después nos preguntamos cómo es posible que el sector agrario este cada vez mas envejecido, con estas normas no parece que el futuro sea muy atractivo para los jóvenes.
La Unión de Extremadura exige a las administraciones la derogación de los derechos antidumping que llevan en vigor en la Unión Europea 23 años, y si verdaderamente estamos en un mercado globalizado lo estemos con todas las consecuencias.